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Saturday, June 28, 2008

Dominican High School Preaching Conference


Te has preguntado alguna vez si estás dando a los demás lo mejor de ti? ¿Alguna vez te has sentido con una responsabilidad mayor a la que tienes? Creo que sí. Todos alguna vez en la vida nos hemos hecho las mismas preguntas y otras más; muchas más. Pues esas mismas interrogantes han estado rondando por mi cabeza, pero en esta ocasión con un motivo muy especial. Durante la semana del 23 – 28 de junio estuve experimentando un sinnúmero de gratas experiencias que realmente tocaron mi corazón. Les hablo del “Dominican High School Preaching Conference” en Michigan, USA.
Para el mes de febrero se me dio la encomienda de llevar a unos estudiantes de mi colegio a visitar otros estudiantes para que asistieran a esta actividad. Mi función en esa ocasión fue servir de chofer, pero Dios siempre se las ingenia. Conocí un ser humano excepcional, una persona que con un carisma especial y un don maravilloso quiso que yo fuera parte de esta aventura dominica… sí Dominica. Sister Gina Fleming tuvo la gentileza de invitarme a Siena Heights University para ser testigo de las grandezas de Dios en la vida de muchísimos jóvenes.
Fueron días llenos de alegría, sorpresas, canciones, oración, bailes, conferencias, reflexiones, cansancio, estrés y emociones muy fuertes. Cerca de 90 estudiantes de Escuelas Dominicas (orden religiosa de Santo Domingo de Guzmán) de Estados Unidos se dieron cita. Y allí estaba mi Colegio San Antonio, representando con orgullo nuestra tierra Borinqueña. Seis jibaritos puertorriqueños dijimos presente uniéndonos en un solo cuerpo, un cuerpo místico en el que sin duda alguna habitaba Dios. No sé si entienden lo que les explico, sólo sé que es necesario vivirlo para contarlo.
Hoy una vez más le doy gracias a Dios por regalarme el privilegio de su amor. Sé que mientras más uno sabe, más se compromete, pero de algo sí estoy seguro y es que los talentos que Dios me dio en esos días no puedo enterrarlos. Tengo un deber, he sido llamado por mi nombre y tengo que responder.

Friday, February 8, 2008

El amor en los tiempos de qué...


“El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.” Estás son las palabras que el apóstol san Pablo compartió con las personas de Corinto. Tal vez hemos escuchado estas palabras en la iglesia, en la escuela, en nuestros hogares, en la televisión o tal vez nosotros mismos las hemos dicho o peor aún, les hemos exigido a otros que tienen que amar soportándolo todo. ¿Pero qué es en realidad “creerlo todo”, “esperarlo todo” y sobre todo “soportarlo todo”? Creo que es necesario analizarlo desde el punto de vista de lo que es la dignidad humana.

Recuerdo como ahora la primera vez que vi a un hombre agredir físicamente a una mujer. Sólo los que han experimentado ver algo tan atroz y desgarrador pueden sentir lo que yo sentí en ese momento. Por un lapso corto de tiempo me quedé sin voz, pues no creía lo que estaba viendo. A pesar de la distancia en la que me encontraba, lo único que pude hacer fue gritarle al victimario para que dejara en paz a la víctima. Inmediatamente se montaron en su vehículo y se fueron como alma que lleva el diablo. No sé qué paso después, pero por varias noches tuve pesadillas relacionadas con esa terrible experiencia.

Cada ser humano merece respeto, eso ya todos lo sabemos, sin embargo hay personas que no lo entienden y pretenden hacerles creer a sus parejas que amor es igual a soportar, a perdonar sin entender razones. Yo puedo soportar por amor el amanecerme en un hospital cuidando a mi hermano, yo puedo soportar con amor el dolor de ver a mi abuela que sufre una enfermedad terminal, una mujer puede soportar por amor sus dolores de parto. Pero lo que ni yo ni nadie debe soportar por “amor” es el que abusen de uno. El que alguien se crea dueño de mi vida y pretenda, mediante humillaciones, destruir mi dignidad como hombre o como mujer.

Hoy mi mensaje va dirigido a aquellos hombres y mujeres que tienen en sus mentes la vieja costumbre de creerse que por amor tengo que soportar abusos, violencia, humillaciones, infidelidades. Hoy mi mensaje también va para ustedes jóvenes que hoy aceptan como normal el que su novio o novia les haga sentir menos que los demás, que les dicen lo que pueden o no pueden hacer, la manera como deben vestirse o recortarse, con quienes pueden o no salir a divertirse sanamente o tristemente te humillan para hacerte creer menos por clase social. ¿Saben por qué les dirijo a ustedes este mensaje? Porque no quiero que ninguno de ustedes sufra lo que sufrió aquella señora la noche en que fui testigo del acto más denigrante que cualquier ser humano pueda vivir. No quiero que ninguno de ustedes se convierta ni en víctima, ni en victimario de violencia.

Si sientes que estás siendo abusado o abusada por tu pareja busca ayuda inmediatamente y si conoces de algún caso notifícalo, no te conviertas en cómplice.

“¡Por que te amo, quiero que seas libre y te llenes del verdadero amor que nace de un corazón limpio, un corazón en el que habita Dios!”

¡Feliz Día del Verdadero Amor y Amistad!